martes, 22 de enero de 2008

Las reglas del tiempo

Antes de regresar a Pemba, la energía eléctrica volvería a jugar con nuestra paciencia. Así que los últimos días decidimos mudarnos. En el hotel Africa II había luz y wifi. Incluso pude utilizar el skype para hablar con mis padres. Y trabajar sin interrupciones. Todo un lujo en un hotel modesto.

Antes de regresar a Pemba recibí un sms del amigo Adolfo que me indicó que había nuevas normas para el voto, y que aprovechando que estaba en la capi, fuese a la embajada. Lo hice. Una simpática funcionaria me explicó los trámites, pero debía entregar el pasaporte para hacer una fotocopia compulsada. El pasaporte estaba en el hotel. Así que me dediqué a pasear por las “revolucionarias” calles de Maputo mientras decidía cómo votar contra quién en las elecciones de marzo.


Antes de regresar a Pemba estuvimos con Amor, Jeremy, Alice y Nataniel (un rasta mozambicano). Los belgas nos prepararon una deliciosa cena. Y bebimos, y charlamos a cuatro idiomas (francés, inglés, portugués y castellano).


Antes de regresar a Pemba comprobé que Mozambique es pequeño. Nos encontramos con varios conocidos. También tratamos de ir a un concierto en un local de moda. Aunque estaba anunciado a las 22 horas, a las doce menos cuarto aún no había comenzado y el sueño nos pudo. Era la última noche.

Y regresamos a Pemba. Para ello, esta vez, la LAM (Líneas Aéreas de Mozambique, que también podría ser Líneas Adivina-Adivinanza de Mozambique) nos trajo por la ciudad de Téte, la más interior. Eso hizo que parte del trayecto lo hiciéramos sobrevolando Malawi. Desde la ventanilla observamos un tanto sobrecogidos las zonas donde avanzaban las inundaciones.

En el aeropuerto nos esperaban Viola, Fernando y Niko. Es un gusto reencontrarse con los amigos.

Y en Pemba regresamos al color y al calor. A las mareas exageradas. A los amigos expatriados. A la eterna espera por cualquier cosa. A los baobabs y a la dificultad para encontrar nada barato. Pemba es la ciudad más cara de Mozambique. Y regresamos a la puesta al día de este pequeño universo.

Nando, el bicicletero al que tenía previsto entrevistar para "mozambiqueando" se había ido el día anterior para Maputo. Ya no regresará. Este entrecruce de vidas es un misterio que nos regala amigos, momentos, circunstancias. Hay que estar lo suficientemente relajado para no dejar escapar las oportunidades. Pero sobre todo para verlas. Nando nos ha dejado su ventana http://www.gambada.com/. Se fue a seguir pedaleando por la piel africana.

En un bazar chino encontré un balón de cuero con el escudo del Barça. Ese sería el balón para Pedro. Al dárselo me sonrió, como siempre. Y se fue corriendo a jugar con sus amigos a la playa. Esa tarde no habría nadie para cuidar los coches.

También me acerqué al “Palacio de la Risa” para informarme sobre el primer examen de conducir, el teórico.

- ¿Puede venir hoy a las 13 horas?
- Si

Fui. Un funcionario me acompañó a una salita y me entregó el formulario. Tenía una hora para completar un examen que tardé media hora en devolverlo rellenado. Algunas preguntas tenían trampa. Los exámenes de conducir siempre la tienen. Pero en portugués es más complicado. Mi venganza personal fue ir a hacer el examen conduciendo mi propio coche y aparcar justo delante de Tráfico. El resultado estaría “en una hora en el tablón de anuncios”, me dijo el funcionario. Dos días después sigue sin haber noticias.

Regresar a Pemba es regresar a un lugar donde el tiempo tiene unas reglas muy particulares.

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