jueves, 5 de junio de 2008

Los poderosos

Siempre me han podrido de manera especial los que restan valor a las personas. Utilizarlas como meros instrumentos. Invisibilizar no sólo los sentimientos del otro. No sólo su miedo, su súplica, su necesidad. Sino, literalmente ningunearlo. Utilizarlo como un pañuelo de papel. Usarlo y tirarlo.

Trabajé varios años en una televisión local. Ahí sus directivos se dedicaban a llenar los bolsillos y a intentar engordar su prestigio social. “Prestigio social” debe ser el Pilates para enfrentar complejos freudianos. El caso es que ahí, los que hacían el producto no sólo cobraban una propina. En una ocasión le escuché decir a un director mientras mostraba las instalaciones a una visita institucional “bueno, y con estos –dijo señalando a la plantilla detrás de un cristal- se trata de pillar el mayor número de becarios y no dejar que se suban a la parra”.

Mi indignación me sacó de ahí. Ahora veo el mundo desde más lejos de lo que lo puede ofrecer la estampa burguesita de la ñoña Donostia. Y me indigno igual.

Es tan aberrante lo que están haciendo. No quedan casi adjetivos que dedicar al apartheid global en el que están transformando este mundo.

Sería más ético que dijeran la verdad. Pero ¡qué pueden saber de ética desde esas poltronas! Sería más honrado que llamaran a las cosas por su nombre. A la crisis alimentaria, genodicio. A la Directiva Europea sobre migración que acaban de aprobar, directiva de la vergüenza. Sería mejor que no se escondieran detrás de palabras y términos que carnavalizan una realidad que no es para festejar. Decid lo que vuestros hechos demuestran. Que la gente no os importa nada.

Mientras la FAO se reúne en Roma para hablar del hambre como el que habla de la lluvia, obviar las soluciones y amordazar compromisos. Los estados europeos aprovechan para limar diferencias mediáticas sobre los distintos grados de cerrojos. El Tercer Mundo gastará este año 38.700 millones de dólares en alimentos. EEUU gastó más de 137.600 millones de dólares para alimentar la industria de matar en Irak. Por ejemplo.

Los vencedores disfrutan de una victoria circunstancial. Aquel director de aquella televisión es un hombre ahogado en la infelicidad de la insaciable necesidad de demostrar poderío. Cada “poderoso” a su escala sufre esa soledad. Es tan infeliz que necesita utilizar a los demás para girar en esa rueda eterna que no lleva a ningún lugar. Su egoísmo asesina de hambre al otro. A la mayoría.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Comparto tu indignación.
Ya sabes que ha ganado Obama las primarias. Creo que también ganará las presidenciales. Espero que verdaderamente traiga cambios.
Siempre nos queda la esperanza.
Musuk. Nekane

Pandora dijo...

Hola:
Le informo que su blog ha recibido el “Premio Dardos”. Si desea recogerlo puede visitar el siguiente enlace:

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